COMO LA INFORMALIDAD AFECTA EL DESARROLLO ECONÓMICO EN LA CIUDAD DE LOS MOCHIS
La
economía informal es definida por el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) como “el conjunto de actividades económicas realizadas por
individuos que, por el contexto en que lo hacen, no pueden invocar a su favor
el marco legal que corresponde a su inserción económica”. La informalidad
afecta directamente al desarrollo económico de una región y, por ende, a las
oportunidades de crecimiento y bienestar social.
La
informalidad limita la recaudación eficaz de ingresos por parte del Gobierno, lo
que podría llevar a una reducción del gasto público, y, en consecuencia,
afectaría la ejecución y el desarrollo de programas federales. Además, la
existencia de un amplio sector económico informal es un factor que desincentiva
la responsabilidad tributaria de personas físicas y morales. También tiene
repercusiones en el mercado interno al debilitar las cadenas productivas, es
decir, la compraventa de insumos entre productores locales.
No
es un secreto que el crecimiento económico que ha tenido Sinaloa ha sido
insuficiente para generar los empleos que la gente necesita para desarrollarse
de manera óptima. Este es un problema que afecta a todo el territorio
sinaloense, pero que se agrava en los municipios más marginados de la
entidad.
En
el plano laboral, la economía informal se relaciona con condiciones de trabajo
precarias y bajas tasas de productividad. La Organización Internacional del
Trabajo (OIT) señala que el empleo informal puede conllevar situaciones de
falta de protección: no remuneración salarial, obligación de cumplir con turnos
extraordinarios, despidos sin aviso ni compensación, condiciones de trabajo
inseguras y ausencia de beneficios, como seguro médico.
Y en este ambiente de crecimiento limitado que afecta a las empresas, lo que
florece son otras actividades, como la economía informal. Tales niveles de
informalidad son un reflejo de que la economía no anda bien, pero hay más
factores. Uno de ellos es el componente de ruralidad de muchas de nuestras
regiones. Por ejemplo, mientras en municipios como Ahome, Culiacán o Mazatlán
la informalidad está en niveles del 40, 30 o 36 por ciento, respectivamente, en
otros como Badiraguato superan el 76 por ciento. Casos similares son Choix
(69.2), San Ignacio (68.2), Elota (68.1), Concordia (65.2) o Mocorito (67.8).
Sólo
52 por ciento del personal ocupado de Sinaloa está registrado ante el Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esto, a la larga, genera más pobreza y
marginación para estos trabajadores y sus familias, pues no están cotizando
para una pensión, entre otros derechos que se pierden al no formar parte del
sistema laboral formal y no aportar para el desarrollo.
El
referido 52 por ciento de Sinaloa luce alto ante otras entidades como Guerrero,
Oaxaca o Chiapas, donde no llegan ni al 30 por ciento de trabajadores
registrados; pero también estamos a años luz de entidades como Nuevo León o
Querétaro, que superan el 80 por ciento; ni hablar de la Ciudad de México, que
es de alrededor del 100 por ciento.
FUENTES:
https://lineadirectaportal.com/sinaloa/informalidad-afecta-mas-que-violencia/l
https://www.debate.com.mx/opinion/Que-costos-tiene-para-Sinaloa-no-controlar-la
-economia-informal-20161018-0125.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario